La siguiente historia es digna de una temporada completa de cualquier telenovela. Asesinos, sicarios, infidelidades, amor y justicia se reunieron en un pueblo de Brasil donde María Nilza Simoes, en el papel de esposa despechada, tras sorprender a su hombre con otra mujer decidió contratar a un asesino a sueldo para matar a la supuesta amante.
Quién le iba a decir que un día paseando por la feria de su pueblo se encontrase con la supuesta amante de su marido y el asesino a sueldo al que ella misma había contratado besándose entre ellos. Tras presenciar esa sorprendente escena María no dudó en denunciar al ineficiente sicariopor haberla “robado 1.000 dólares”, no se le pasó por la cabeza que el sicario fuese a contarlo todo en cuanto los agentes le capturase.
Carlos Roberto de Jesús que es como se llama el sicario, declaró a la Policía que aceptó el dinero “por necesidad”, ya que estaba desempleado, pero descubrió que la supuesta amante a la que tenía que asesinar era una conocida suya, y al verla, “no tuvo valor para seguir adelante”.
El punto ridículo de la historia llegó cuando Carlos Roberto con la ayuda de Lupita, la amante a la que debía de asesinar y de la cuál se enamoró, decidieron fingir su muerte: tumbándola , vendándola la boca y cubriéndola de ketchup en un símil muy poco profesional de sangre, después ella misma se rasgó la camiseta y puso un machete entre su brazo y pecho. Terminada toda la cutre-escena realizaron una fotografía y se la enviaron a María, la demandante de la muerte de Lupita a la que la fotografía la convenció de que el “trabajo” se realizó satisfactoriamente.
Por suerte la historia tuvo un final feliz quedado todos en libertad por no haberse consumado el crimen, a pesar de que los tres pudieron ser considerados culpables -Maria Nilza por ordenar un asesinato, -Carlos Roberto por extorsión y -Lupita por encubrimiento.
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