Petición para Junta Directores UNAPEC Destitucion Decano Derecho

La impunidad moral y legal que arropa el sistema judicial dominicano, como consecuencia de la cooptación de éste por parte de un grupo político y económico del país, no debe ni puede extenderse a otras esferas de la sociedad y dejarlo a la suerte de lo que este grupo decida. Ante la imposibilidad de impedir esa impunidad a través de los cauces institucionalmente establecidos, los ciudadanos y ciudadanas tienen la responsabilidad de construir cadenas de indignación y consecuentes acciones que impidan una impunidad más destructiva y nefasta que la mencionada: la impunidad moral y social.

Uno de los campos en los cuales se hace necesario articular una férrea oposición a la inmoralidad institucionalizada del sistema judicial dominicano, es el campo académico. No pueden los futuros jueces, fiscales y abogados, permitir que quienes se ocupen de su formación sean personas cómplices del corrupto sistema judicial, al que pretenden en algún momento otorgar sus mejores esfuerzos e intenciones.

Es por ello que un grupo de abogados, ciudadanos y ciudadanas que aspiran a una nación más justa, entienden como totalmente inaceptable que un Juez como Alejandro Moscoso Segarra funja como Decano de la Facultad de Derecho de una Universidad del prestigio de Unapec.

Es una incoherencia, que quien es responsable de la formación de los dominicanos y dominicanas llamados a garantizar en un futuro la justicia dominicana, sea una persona con serios cuestionamientos por formar parte de la claque que ha erosionado los cimientos de esa propia justicia.

Por tanto, solicitamos formalmente a UNAPEC la inmediata destitución del señor Alejandro Moscoso Segarra en sus funciones como Decano de la Facultad de Derecho de dicha institución, impidiendo así que la inmoralidad que brota de su persona pueda ser extendida a la universidad.

BASTA YA de que los inescrupulosos se paseen por nuestra sociedad sin ningún tipo de consecuencias o reacción ciudadana. Es el momento de levantar la voz y asumir la responsabilidad que todos y todas tenemos con nuestra Patria. Este, y no otro, es el verdadero patriotismo. Ellos,  y no otros, son los verdaderos traidores a la Patria.