Cuando este indignado tomó en sus manos el micrófono, comenzó a dar un discurso tan directo y acusador, que algunos de los organizadores de la protesta antigubernamental se asustaron y haste le quitaron el micrófono para que no siguiera habloando.
Sin embargo, minutos más tarde, y ante la reacción airada de otros indignados, no tuvieron otra alternativa que volver a entregarle el micrófono para que dijera todo cuanto quisiera.
El incidente se produjo el pasado día domingo frente al parque Juan Pablo II de la avenida Venezuela, en el Ensanche Ozama, donde se congregaron varios cientos de manifestantes tras ser convocados por la organización cívica "Ya Basta".
Fue poco antes de finalizar la actividad.
Desde temprano, los manifestantes que repudiaban la subida de los impuestos, fueron literalmente cercados por una multitud de policías dispuestos a dar pelea.
Los manifestantes gritaban consignas contra el gobierno y llamaban "ladón y ladronazo" a Leonel.
En algún momento, a uno de los activistas se le ocurrió otorgar a cada asistente un turno de hasta dos minutos para que se expresara con la idea de convertir el lugar en una tribuna abierta.
El indignado de la foto había llegado temprano al lugar junto a un tambor.
Pidió la palabra y, en pocos segundos, lanzó una severa descarga contra la Policía, a la que le reprochaba su presencia en actitud represiva, mientras le reclamaba por que no protegía a la población de los delincuentes.
Habló de policias corruptos y violentos, cuando no asesinos.
A los policías allí presentes no les gustaba lo que escuchaban.
El indignado, sin embargo, continuaba con su discurso cada segundo más agresivo y directo.
De repente, alguien que controlaba el equipo de sonido subió el volúmen de la música poco a poco hasta ahogar la voz del indignado.
Luego fue y le pidió el micrófono. La intención era evitar que continuara con sus denuncias severísimas.
Sin embargo, ya era tarde. Desde dentro del público asistente, una mujer se dió cuenta de lo que sucedió y fue y le reclamó a los organizadores de la protesta y los denunció por censurarlo.
Su recloamo fue tan airado, que los organizaodres no tuvieron que más remedio que devolverle el micrófono al vecino, quien volvió a pronucniarse en términos aún más duros.
Al final, los recriminó y les previno d elas consecuencias de sus acciones de estar convocando acciones, cuyas consecuencias no están dispuestos a afrontar.
Allí quedó claro que hay indignados cada vez más radicalizados y, tambien, "indignados" solo de poses.
Si las cosas se salen de control, es seguro que los radicalizados se tomarán el control de la situación y entonces...bueno, mejor no sigo.
¡Ah! El próximo domingo se reunirán en el mismo lugar. Prometen ser más. Habría que ver si se atreven a entregarle el micrófono a los indignados qu eno pueden controlar.
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