Algo imperdonable

POR MIGUEL GUERRERO*

*EL AUTOR es escritor y periodista. Reside en Santo Domingo. La Constitución no puede ser usada para violarla y eso es lo que pretenden quienes propician un referendo para validar una nueva postulación del presidente Fernández. La reelección está prohibida por la Carta Magna y nadie, mucho menos el presidente, puede propiciarla sin caer en una grave violación sujeta a serias sanciones, sin duda posible si entre nosotros el texto constitucional fuera algo más que el “pedazo de papel” que ha sido siempre para la autoridad responsable de hacerla valer. Lo trágico radica en el silencio presidencial sobre el tema, equivalente a un respaldo tácito a esos aprestos, ilegales desde cualquier prisma que se le analice, sea el del objetivo que persigue, como el del uso, abiertamente descarado, de recursos públicos para lograrlo, como puede observarse en cada actividad oficial donde asiste el jefe del Estado o en las planillas en busca de firmas a cambio de la entrega de dinero y bonos para la compra de comestibles. Los dominicanos no somos tan tontos como para que se nos haga creer que esos recursos provienen del partido, donde incluso hay fuerte oposición al continuismo del presidente, como tampoco de quienes promueven la reelección para preservar privilegios oficiales o altos cargos públicos. La irracionalidad del proyecto continuista del presidente Fernández es tal que en la búsqueda de firmas para un referendo se ha apelado a las listas de beneficiarios del llamado “bono gas” y la “tarjeta solidaridad”, lo cual no les deja opción a cientos de miles de ciudadanos pobres que subsisten por los programas de caridad pública del más paternalista de cuantos gobiernos ha tenido el país desde el derrocamiento de la tiranía de Trujillo. El dinero que se ha gastado promoviendo una candidatura prohibida por la Constitución es incalculable, algo imperdonable en la situación de precariedad nacional que todos conocemos.