Manejar el presupuesto familiar y personal de una manera sobria, responsable y prioritaria, en estos tiempos navideños, puede ser crucial, clave en nuestros gastos, que se incrementan en esta época del año.
Las ofertas tentadoras, las facilidades que ofrecen los establecimientos, la vanidad personal puesta de manifiesto en adquirir un artículo para nuestro uso y del hogar, que no está en el orden prioritario de nuestras necesidades, hacen que muchas veces nuestro presupuesto hogareño nos deje “con el agua al cuello”.
Si bien es cierto que para el fin de año los ingresos aumentan, por una u otra causa, los gastos también, entonces lo que se impone es establecer un orden prioritario de gastos, que hará el entorno familiar, (padre, madre, hijos y allegados), reunidos en una especie de consejo de familia, para establecer qué se necesita realmente en la casa, especialmente con los gastos relacionados con las festividades tradicionales de Noche Buena, Natividad, Año Nuevo y Reyes Magos.
Un listado, con los bienes y servicios que realmente necesitamos, será imprescindible a la hora de emprender compras y gastos en el período navideño. No hagamos nuestro, el refrán criollo, a veces conformista de “un gustazo, un trancazo”, porque podría resultar que lo ultimo fuera peor que lo primero.
La palabra clave de aquí en delante debe ser economía, uso y gasto racional y prioritario de nuestros recursos, y atención; salir a la calle solamente con el dinero que vamos a gastar y sobre todo, no sacarlo a relucir en lugares atestados de personas. Recuerde que la delincuencia siempre está al acecho.
Disfrute la Navidad a la medida de sus posibilidades y tenga presente que estas terminan el Día de Reyes “último fuetazo al bolsillo”, a menos que usted se confíe en que la Vieja Belén se le va a aparecer con un saco lleno de moneditas de oro, – que le gustan a todo el mundo -.
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